Lo primero que hemos hecho ha sido volver a cambiar dinero, que aquí se esfuma rápidamente.
Decidimos visitar un poblado flotante que está a escasos 11km. de Siem Reap y después de 40 minutos de tuk tuk hemos llegado al embarcadero, pasando por un poblado muy rural.
Nos hemos llevado un buen susto al ver lo que nos pedían por un paseo en barca hasta el poblado flotante y dar una vuelta por sus canales.
Hemos intentando regatear los $15 que nos pedían por persona y al no tener nada de éxito, les hemos dicho a nuestros conductores que nos llevasen al poblado que habíamos visto de camino.
Ha sido todo un acierto, hemos disfrutado muchísimo, pasendo por sus calles sin asfaltar y llenas de barro.
Nos hemos quedado sorprendidos con la hospitalidad de la gente, nos han abierto sus puertas Saray y su familia, y como el hijo de 18 años hablaba un poco de inglés, nos hemos enterado de algunos detalles de su día a día.
Esto lo hemos vivido gracias a Dani y Judith, que al ser ya su cuarto viaje por Asia, ya sabían de la amabilidad de la gente.
Hemos seguido con el paseo y hemos disfrutado jugando con los niños. Sergio les ha hecho un video con el iphone y lo mejor ha sido ver las carita de sorprendidos que ponían al verse en él.
También ha sido curioso pasar por otra casa y ver como molían el arroz para separarlo de la cáscara dura que protege al grano. Y después de volverlos a separar, lo extienden en un gran paño y lo dejan secar.
Seguimos con el paseo por la aldea.
Al terminar el paseo les hemos pedido a los conductores que nos llevasen a comer a un sitio que no fuese para turistas, que queríamos probar comida típicamente camboyana, y hemos comido debajo de una sombrilla en plena calle.
De vuelta parada para un heladito.
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