viernes, 14 de junio de 2013

Día 9 - 3 de Abril 2013

Ya llegamos al último día de nuestro viaje, y contando que nos queda poco por hacer hasta volver a Frankfurt, nos lo tomamos con calma.

Sólo nos queda una parada de camino, Heidelberg.

Es una ciudad de postal, atravesada por un río que divide la ciudad en dos partes, unidas por dos puentes de piedra, construidos  a los pies de una fortaleza medio derruida (Schloss).

Esta fortaleza ha sido nuestro primer destino. Se puede acceder a ella a pie o en funicular, optamos por caminar. Una pendiente adoquinada con bastante inclinación es lo primero que nos encontramos. Al llegar arriba, la ciudad a nuestros pies, con una visión panorámica de todo el valle, nos recompensa gratamente el esfuerzo realizado.



La entrada cuesta 6€ por persona, y da acceso a toda la fortaleza, excepto una zona que se necesita hacer con guía.

El patio interior del castillo es muy amplio, y en él se encuentra el museo Alemán de la Farmacia, que está repleto de frascos antiguos, vitrinas y antídotos de la época.



Y una bodega que alberga el mayor barril de vino jamás construido, fue necesario la madera de 350 robles. Tiene 7m de ancho por 8,5 de largo, y puede contener 220.000 litros. Este barril fue cuidado por Perkeo, el bufón famoso de Heidelberg: según una leyenda, él vació el barril a lo largo de sólo un día.


Por esta hazaña, se debe brindar con vino delante de una figura de éste famoso bufón.


Los patios exteriores nos dan otra vista panorámica de la ciudad, y se puede contemplar desde fuera, la inmensidad de la fortaleza, pudiendo ver partes antiguas que han sido dañadas por el paso de los años y por guerras.



Una vez visitada la fortaleza, nos dirijimos a la catedral, situada en medio de una plaza enorme para darle más protagonismo. Esta catedral protestante es de color salmón en su interior y muy sencilla.


A continuación ponemos rumbo al puente de piedra que es una antigua puerta de entrada a Heidelberg. Pasamos el puente para poder hacer una foto de él, juntamente con la fortaleza y la catedral.


Al volver a cruzar el río, nos paramos en la estatua de un mono de latón. Este sujeta un espejo, tiene los dedos haciendo el gesto de los cuernos y unos ratones a su lado. Según cuentan, si tocas el espejo tendrás la cartera llena, si tocas los ratones tendrás muchos hijos y si tocas los dedos volverás a Heidelberg, nosotros lo tocamos todo.


Nos paramos a comer en un restaurante italiano, y camino a Frankfurt, para dejar el coche y volver al apartamento a descansar. Volvemos a "casa".

jueves, 13 de junio de 2013

Día 8 - 2 de Abril 2013

Por la mañana ponemos rumbo a Baden-Baden, pasando por la ruta Norte de la Selva Negra. Esta ruta atraviesa pueblos de cuento, bosques de abetos, campos de cerezos, paisajes curiosos, además del contraste de temperaturas que nos encontramos, que podían variar de los 5 grados a los -2.

Para hacer esta ruta, nos basamos en información que encontramos por internet, y sobre la marcha, intentamos compactar la información que encontramos en diferentes blogs. Esta tarea, más pelearnos con el GPS dio a lugar a que pasásemos por algunos pueblos dos veces.

El inicio Norte de la Selva Negra, es un puerto de montaña, que asciende poco a poco por una carretera serpenteante, y conforme vamos ascendiendo, vamos notando considerablemente la bajada de temperatura, y aumentaba la nieve en los lados de la carretera. Cruzando algunos pueblos completamente cubiertos por la nieve e incluso por pistas de esquí.



Había un par de sitios que queríamos visitar, uno de ellos era Allerheiligen, un pequeño pueblo que cuenta con las ruinas de un monasterio del s. XIII.

Para llegar al pueblo hay dos opciones; la primera es dejar el coche en un parking gratuito y caminar por un sendero entre cascadas de agua, más un paseo de 3/4 de hora, o ir en coche. Nosotros optamos por visitar las cascadas, y coger el coche, era lo más sensato, ya que íbamos mal de tiempo.

Las cascadas no eran nada del otro mundo, pero nos sirvió para estirar las piernas y hacernos alguna foto chula. Sin más dilación nos dirijimos al monasterio.



El monasterio en sí es casi tan grande como el pueblo, así que después de pasear por las ruinas, nos paramos a comer y ponemos rumbo al siguiente punto.


El siguiente destino es un lago llamado Mummelsee. Al llegar, el lago está completamente congelado y cubierto de nieve, y nos pudimos hacer fotos en los embarcaderos con ese curioso paisaje. Tuvimos que ir a la tienda de recuerdos para ver fotos del lago en verano y entender por qué era conocido. En verano tiene pinta de estar repleto de gente.


Pasamos un rato en la tienda de recuerdos probándonos gorros de animalitos o trencitas. Una vez hecho el tonto, nos pusimos rumbo a Baden-Baden, la ciudad que sería nuestro punto final de la Selva Negra. El camino hacia esta ciudad nos deja ver paisajes de bosques de abetos completamente nevados, los abetos son tan altos que no dejan pasar la luz del sol, (de ahí el nombre de "Selva Negra"). El día no acompañaba, así que paramos muy poco para hacer fotos, hay tanta niebla que nos impide ver los paisajes.



Al llegar a Baden-Baden, lo primero que llama la atención es ver que casi no hay nadie por sus calles adoquinadas, y que es muy fácil conducir por ellas. Es una ciudad famosa por sus balnearios.

Nos dirijimos al Hotel am Markt, un hotel situado en la misma plaza de la Stiftskirche. Gracias a las campanadas sabíamos la hora que era.


Dejamos las maletas y nos ponemos a dar la vuelta de reconocimiento. Lo primero, subir al Schloß, un castillo que gobierna la montaña y desde el cuál contemplamos toda la ciudad. Esto nos sirve para situarnos rápidamente en el contexto de Baden-Baden.


Bajamos y nos vamos hacia el Kurhaus, un complejo de spa, salón de conferencias y casino. Su entrada está construida con columnas corintias. Intenamos acceder al casino, pero se necesitaba ir bien vestido, corbata para los hombres y traje cocktail para las mujeres, y nosotros casi íbamos en chándal, así que entramos en la recepción, un par de fotos y seguimos el camino.


Dimos una vuelta por el parque adyacente al Kurhaus, buscando una fuente para beber "el elixir de Baden-Baden", pero no la encontramos, así que nos dimos media vuelta y a seguir caminando.

Pasamos por delante del teatro siguiendo el río hacia la catedral.

De camino de vuelta, pasamos por las ruinas de un balneario romano, la exposición ya estaba cerrada, así que nos conformamos con verlas por los cristales.


Nos dirijimos a la Leopold platz para tomar algo y cenar.


Al acabar, y como no logramos encontrar nada para poder ver el partido del Barça, nos fuimos al hotel a buscar el partido online, pero no había manera, así que a dormir.

lunes, 10 de junio de 2013

Día 7 - 1 de Abril 2013

Hoy por fin hemos visto el sol, y que mejor escenario para disfrutar de él, que la ciudad de Konstanz, a orillas del lago Constanza, al borde de la frontera con Suiza, surcada por el Rin y enmarcada por los Alpes.



Hemos paseado por sus orillas, y llegado hasta el espigón donde se alza la Imperia, una prostituta muy famosa que hizo su agosto durante el Concilio de Constanza.


Siguiendo con el paseo nos hemos encontrado con la Rheintorturm (torre de la puerta del Rin), una antigua torre de defensa del s. XV y más adelante la torre de la Pólvora.



El paseo ha sido muy agradable y la ciudad es muy tranquila, las terrazas de  los bares estaban llenas de gente, que han salido a disfrutar de este día tan soleado.

Hemos acabado la visita en la Münster (Catedral) y el Rathaus (Ayuntamiento).


Aún quedaba mucho día por delante y hemos puesto rumbo a Friburgo, puerta Sur de entrada a la Selva Negra.

Frisburg es la ciudad con más dias de sol en Alemania, y la temperatura mucho más cálida que en Constanz. 

Desde el coche hemos visto un restaurante con una gran terraza a orillas de un río, y para allí que hemos ido, muertos de hambre y con ganas de más solete.


Esta ciudad tiene una peculiaridad, y es que el Altstadt (centro histórico), que es peatonal, está lleno de unos pequeños riachuelos (Bächle), que antiguamente se utilizaban para dar de beber al ganado y para apagar incendios. Existe una leyenda que dice, que si uno, por accidente, mete los pies en un Bächle, se casará con un habitante de Friburgo. También son curiosos los mosaicos de la calzada.




Y la impresionante Münster, de arenisca roja, en medio de la Münsterplatz.


Hemos buscado hotel, y a descansar que ya llevamos muchos kilómetros encima.

Por la noche un par de fotos nocturnas que quería hacer Aaron y a la cama.