Hoy ha tocado madrugar un poco más, ya que la previsión era nublado por la mañana y lluvia a la tarde. Así que nos hemos puesto en marcha temprano porque nos separaban 2h de los fiordos y queríamos verlos el mayor tiempo posible sin lluvia y hasta hemos tenido un poco de suerte, porque nos ha salido el sol. Cosa rarísima en esta zona,ya que nos habían informado de que por esta región llueve más de doscientos días al año.
Por el camino nos esperaban diversos parajes interesantes. El primero de ellos se llamaba Mirror Lakes, un pequeño lago donde se reflejaban las montañas de delante.
Prosiguiendo la carretera de acceso a los fiordos, teníamos otras caminatas, pero las hemos decidido dejar para la vuelta, para llegar lo antes posible a Mildford Sound.
Uno de los puntos del camino era un sitio que ambos queriamos pasar desde que nos enteramos que existía. Ese punto era ni más ni menos que el Hommer Tunnel, un pequeñísimo túnel que da paso al otro lado de las montañas. Cuando decimos pequeño, es porque era muy pequeño, a penas 3m y pico de altura y un solo sentido. El túnel tiene semáforos para controlar el tráfico y es un punto de parada en el camino ya que está rodeado de un valle descomunal. Otro atractivo son los Kea (una especie de loros) que se acercan a los coches para ver si pueden pillar algo de comida o comerse el plástico de los limpiaparabrisas o gomas de las puertas.
El Hommer Tunnel es muy angosto, y si a eso se le añade que hace bajada, aún resulta más especial y espectacular, tanto como las vistas al final de él.
La carretera acaba en una pequeño puerto con su terminal, donde hay diferentes compañias dedicadas a hacer cruceros por los fiordos para tursistas.
Nosotros nos hemos decidido por un barquito pequeño, porque no queríamos mucha aglomeración de gente y tampoco un crucero demasiado largo. El nuestro ha durado dos horas, en los que da tiempo suficiente de navegar por todo el fiordo, llegar hasta el mar de Tasmania, y por el recorrido, ver infinidad de cascadas, focas, leones marinos, pingüinos y Esther cree haber visto un delfín.
De regreso, nos hemos parado en una caminata que se llama Chasm, que dura unos 15-20min y pasa por un puente donde se puede apreciar la erosión del agua en las piedras, y las majestuosas siluetas que eso genera,estas siluetas nos han recordado a calaveras,
Las demás caminatas las hemos obviado por varios motivos (previsión metereológica no muy buena, organizar maleta, planear ruta, poner lavadoras, etc).
Lo dicho, hemos llegado a Te Anau, donde hemos comido, ido al i-site a intentar informarnos para proseguir el camino mañana y a continuación al backpacker a hacer todo lo que teníamos planeado.
Cenita, partidas de billar, a cobijarnos del mal tiempo que se ha levantado y a descansar, que mañana será otro dia de carretera, aunque sin tanta prisa en principio.
Dato curioso:
A los neozelandeses o kiwis (les gusta que les llamen así). les encanta leer. En todas las ciudades y pueblos, por pequeños que sean, tienen su librería pública y a parte de ello hay muchísimas librerias que se dedican a la compra-venta de libros usados.
Tambíén son muy aficionados al cine, porque igual que abundan bibliotecas y librerías, abundan también los video-clubs, hay una United video, en cada ciudad o pueblo por los que pasamos.