lunes, 22 de noviembre de 2010

Día 21 - 19 de noviembre

Día placentero el de hoy, ni madrugones ni prisas, simplemente disfrutar del último día completo en Nuestra Zelanda.

Nos hemos dedicado a pasear por las calles de Christchurch y contemplar sus edificios, muchos de ellos con andamios, y en un principio se podría pensar que en esta ciudad se estan llevando a cabo muchas obras de restauración de fachadas, pero recordemos que hace dos meses hubo en Christchurch un terremoto de mucha intensidad y la ciudad todavía se está recuperando.

De camino al centro hemos pasado por una calle, de inspiración hispánica (según los guias), pero a nosotros nos recordaba más al Caribe.


Después de desayunar en Starbucks,hemos cogido el tranvia, que para hoy también teníamos pase, y nos hemos bajado en la siguiente parada, un pequeño jardin alrededor del rio Avon, con una rueda de un molino de agua, que recuerda los inicios de la ciudad y como se ganaba la vida la población.


Justo al lado, el centro cultural de Christichurch, con muchos museos y exposiciones, todas gratuitas.


También hemos visitado el jardín botánico. Y al lado de éste, estaba el Canterbury Museum, con una exposición muy interesante sobre las expediciones a la Antártida que parten desde Christchurch. Cerca estaba la universidad, que es una copia de la de Oxford, ya que los primeros ingleses llegados a Christchurch quisieron fundar una pequeña Gran Bretaña en el Pacífico Sur. 




Hemos comido muy tarde, porque al no tener internet en el backpacker hemos tenido que ir a una biblioteca pública, para subir este blog y conectarnos un ratito a internet.

Y ya en el backpacker, hemos hecho la maleta con algo de nostalgia y pena, pero también satisfechos porque ha sido un gran viaje, que hemos disfrutado a tope.

Ahora ya sólo nos queda pensar en la vuelta y en reunirnos con nuestras familias, amigos y con Luba, que en este viaje la hemos hechado mucho de menos.


Dato curioso:

Los neozelandeses son muy confiados, ya que en éste país el índice de delincuencia es muy bajo. Aparcan las motos en la calle sin poner ningún tipo de sistema anti-robo, e incluso dejan los cascos simplemente apoyados en el sillín.

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