Hoy visitamos Venecia, pero sin horarios ni prisas, ya que en esta ciudad, estuvimos hace ya 8 años, en nuestro primer viaje como pareja, donde recorrimos toda la Toscana, desde Venecia hasta Pisa.
La ciudad luce igual de bonita a como la recordábamos, pero con mucha más gente por todas partes, nada recomendable visitarla en agosto, hay que hacer cola hasta para andar.
Paseando llegamos a San Marco, y Aaron decide invitar a Esther a un paseo en góndola, algo que ya quiso hacer en su primer viaje, pero que al ser estudiante entonces, no pudo permitirse.
Hoy sí, así que cogemos la góndola y escogemos la ruta corta, la que solo lleva por el canal del Puente de los Suspiros. Esta ruta cuesta 80€, el precio está estipulado por el ayuntamiento, y las tarifas van desde 80€ un paseo de 30 min a otros de 100 o 160€, pudiendo este precio subir si se quiere de un paseo personalizado o uno nocturno.
El paseo se nos hace agradable y ameno, ponemos en el móvil a Pavarotti de fondo, ya que nuestro gondolero no quiere cantarnos, y pasamos un rato muy relajado contemplando desde nuestra góndola la casa donde vivió Casanova y el Palacio Ducale.
De vuelta nos proponemos llegar a un restaurante que nos llevó un amigo de Aaron la última vez que visitamos Venecia. El lugar se llama Ca D’oro alla Vedova y es famoso por sus polpette (albondigas fritas), acompañadas de una ombra di vino (un vasito pequeño de vino).
Encontramos el restaurante, Aaron tiene muy buena memoria, pero para nuestra decepción, el local se encuentra cerrado por obras.
Picamos algo en el Mc Donald’s de al lado para recuperar un poco las fuerzas con el aire acondicionado, y hacer tiempo para que Dídac despierte y comamos juntos.
Paramos en una pequeña trattoria de un callejón cualquiera a comer.
El conserje del hotel nos había dicho que como muy tarde debíamos recoger las maletas a las 17h, y nuestro avión sale a las 22h, así que pensamos que es mejor ir pronto al aeropuerto antes que matar el tiempo en Venecia cargados con todo el equipaje.
Bajamos a San Marco a coger el vaporetto/traghetto hacia el aeropuerto.
El trayecto dura casi 1h, con diferentes paradas en varios puntos de Venecia, Lido y Murano. El calor dentro del barco es agobiante.
En el aeropuerto, y ya algo más fresquitos buscamos los mostradores de facturación y entablamos conversación con unos chicos musulmanes que justo el día antes de los atentados estaban paseando por las Ramblas y aun se encontraban en estado de shock.