lunes, 14 de agosto de 2017

Día 7 - 14 agosto 2017

Hoy nos disponemos a recorrer la carretera que da la vuelta al Triglav Narodni Park pasando por el paso de Vrsič.

Ponemos rumbo a Kranjska Gora, la entrada norte del parque, y paramos en el lago Jasna (Jezero Jasna), situado a 2 Km al sur de Kranjska Gora. Se trata de un lago de aguas glaciales con arena blanca en sus orillas. Aquí pasamos un ratito muy agradable jugando en el agua helada y haciendo infinidad de fotos.





Levantamos el campamento, que nos espera una carretera de adoquines, construída en la primavera de 1.916 por más de diez mil prisioneros de guerra rusos. A juzgar por la paz que se respira ahora en el lugar, cuesta imaginar que esta zona fue uno de los principales frentes de guerra entre austríacos e italianos durante la Primera Guerra Mundial.



Esta carretera conecta Kranjska Gora con Bovec, cruzando el paso Vršic (1.611m), situado en los Alpes Julianos. La carretera cuenta con cincuenta curvas numeradas de 180 grados.

Entre el tramo de curvas comprendido entre la 8 y la 9 se encuentra  una pequeña iglesia de madera erigida en el lugar donde 400 prisioneros rusos murieron a causa de una avalancha. Justo a su lado hay una tumba con una pirámide en la que puede leerse “A los hijos de Rusia”.




En la curva 17 vemos un mirador con unas impresionantes vistas y decidimos parar a hacer unas fotos.


El ascenso se pone serio y la carretera sigue subiendo en espiral unos kilómetros más, y entre las curvas 24-25 llegamos a la cumbre del puerto de montaña, el paso de Vrsič. La cima está súper concurrida de coches aparcados en las cunetas, motos y bicicletas, y un rebaño de ovejas algo desorientado que intenta pastar entre tanto turista.


Proseguimos, y a partir de la curva 29 empieza un descenso escalofriante de unos 10km. y acaba muy cerca del monumento al doctor Julius Kugy, escalador y escritor que elogia en sus libros la belleza de los Alpes Julianos.


En la curva 49 nos encontramos el desvío para llegar al nacimiento del río Soča. Tomamos el desvío y nos encontramos con un sencillo refugio de montaña donde decidimos parar a comer.

Acabamos de comer y vemos que Dídac se acurruca con ganas de echar la siesta, así que en este punto decidimos que Esther se quede con el niño y Aaron se acerque al nacimiento.

Es un paseo de apenas 15 minutos, donde el primer tramo es bastante fácil, pero más tarde se complica con una pared vertical y un cable de acero que hace de barandilla. Aaron no lleva calzado adecuado para este tramo, va en chanclas, así que decide saltar y bajar al cauce del río, que baja con poca agua,  y llegar al nacimiento saltando entre las rocas de su orilla.



El nacimiento se encuentra en una oscura cueva, de aguas verde esmeralda. Aaron saca una foto que no hace justicia al bonito lugar.



Regresamos al coche y por fin visualizamos la última curva, la número 50. Aquí paramos y hacemos una foto, hemos completado el recorrido.


Ahora empieza la parte más tediosa del trayecto, tener que volver hasta Ljubljana. No queda más remedio que seguir la carretera hasta Bovec. Desde aquí tenemos la opción rápida, cruzar por Italia y Austria para volver a la autopista  que lleva a Ljubljana, o bien acabar de bordear todo el parque por pueblecitos y carreteras de montaña. Escogemos la segunda opción y pasamos por pueblos muy pintorescos rodeados de verdes prados.

Una vez llegamos a Ljubljana, decidimos pasar de largo el hotel y acercarnos al Tivoli Park, un impresionante parque de 510 hectáreas, con una enorme zona infantil, y Dídac se lo pasa pipa con los toboganes, columpios y tirolinas.


Anochece, y ya algo agotados decidimos ir a cenar a un restaurante italiano, al lado de nuestro hotel, donde el dueño, algo huraño, nos conoce ya de otras noches.

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