viernes, 11 de agosto de 2017

Día 3 - 10 agosto 2017

Cuando planteamos las visitas de este viaje, el día de hoy lo pensábamos dedicar a visitar Zagreb (Croacia), ya que queda relativamente cerca de Maribor, pero finalmente decidimos darnos un respiro de tanto coche y quedarnos para visitar Maribor.

Tenemos que decir de esta ciudad, que no recomendamos ninguna visita obligatoria, pero rebosa encanto gracias a un casco antiguo precioso e irregular, a lo largo del río Drava, un paseo tranquilo y reparador.

Empezamos el día dirigiéndonos al parque Mestni, un jardín botánico con tres lagos, donde Dídac pasa un buen rato tirando piedrecitas al agua.




Dentro de este parque se encuentra un entretenido acuario-terrario del año 1953, algo decadente y anticuado que en su día tuvo que ser una gran atracción turística de la ciudad, pero que hoy se encuentra en un lamentable estado. La entrada cuesta 5€ a los adultos y niños menores de 2 años gratis, nuestro hijo se lo pasa pipa poniendo su dedito en los cristales y esperando que los peces se acerquen a mordérselo.

A parte de peces vemos serpientes, tortugas y hasta un cocodrilo, la situación de estos animales deja mucho que desear.




A la salida cogemos el coche y nos acercamos al centro de la ciudad  y aparcamos en Trg Generala Maistra. Aquí la zona azul es mucho más barata que en Graz.



Comenzamos nuestro recorrido en la plaza Grajski, es una plaza donde se encuentran los edificios más importantes de Maribor, como el castillo, en cuyo interior se encuentra el museo regional y la columna de San Froilán.


Tomamos dirección al río, hacia el barrio ribereño de Lent, conocido por su festival multicultural y su ambiente nocturno. Pero de día y con un calor insoportable, está poco concurrido. El río lo cruzan varios puentes, pero uno nos llama la atención sobre el resto. Es el puente de Tito, en memoria del fallecido mariscal, jefe de estado de la antigua Yugoslavia. Lo cruzamos para realizar una foto del barrio desde la otra orilla.




Volvemos a la ribera del Drava y descubrimos la Stara Trta, esto es la vid más antigua del mundo y símbolo de la ciudad de Maribor, y que todavía produce unos 35-55 kg de uvas y unos 25 litros de vino tinto al año después de haber sido plantada hace más de 400 años.


La casa sobre la que se extiende la vid es un museo gratuito dedicado al vino de la zona, La Old Vine House, donde entramos a descansar y aprovecharnos un poco de la fantástica temperatura que nos proporciona el aire acondicionado del local.

Aaron se escapa a hacer unas fotos y a la vuelta decidimos parar ya para comer en uno de los restaurantes con terraza a orillas del río, el local tiene mucho estilo pero la comida es muy sencilla, con pocos platos donde elegir.


Con la barriga llena seguimos ruta, y otros edificios llaman nuestra atención, la torre del agua, una antigua torre de defensa de la ciudad. 


De camino al coche pasamos por la iglesia franciscana del siglo XIX.


Con el coche nos dirigimos a la Catedral de Maribor, en cuyas puertas encontramos la estatua en memoria de Anton Martin Slomšek, obispo y político esloveno beatificado en 1999 y primer esloveno en recibir tal distinción.



De vuelta al hotel, decidimos explorar un poco la zona y encontramos un encantador hotel de montaña al pie de una estación de esquí. Decidimos reservar mesa para la cena y volvemos rápidamente a nuestro hotel porque amenaza tormenta. Ya en nuestra habitacíon caen unos relámpagos y truenos que iluminan la estancia y que fascinan a Dídac.

Al acabar la tormenta salimos a cenar y nos ponemos las botas con la abundante comida que nos sirven en el restaurante del hotel de montaña.

Bona nit!

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