Hoy decidimos dedicar el penúltimo día en Eslovenia a visitar Ljubljana y pasear por su casco antiguo.
Pero antes queremos refrescarnos un poco y nos acercamos a la piscina. Allí pasamos gran parte de la mañana jugando en familia.
Dídac no se agota nunca, pero nosotros cansados ya de tanto chapotear en el agua, recogemos, y en poco menos de 10 minutos, nos plantamos en el centro de la capital del país.
Paseamos por sus calles sin prisa alguna, buscando algún restaurante donde poder comer.
Paseamos por sus calles sin prisa alguna, buscando algún restaurante donde poder comer.
Después de comer y aprovechando que Dídac duerme cogemos, cerca del mercado de Vodnikov trg, el funicular, que nos deja en lo alto de una colina de 375m.
El funicular cueste de subida y bajada 4€. Pasear por los alrededores del castillo es gratis, pero hay que pagar para entrar en la atalaya y la capilla de San Jorge. Esto nos cuesta 8€ por persona, pero aconsejamos no hacerlo, ya que desde el castillo y sus alrededores se tienen las mismas vistas que desde la atalaya. Y la capilla de San Jorge no tiene nada que merezca la pena destacar.
Volvemos a coger el funicular para descender y nos dirigimos al puente del Dragón, muy querido por los lugareños, donde cuenta una leyenda popular que los dragones alados mueven la cola cada vez que una virgen atraviesa el puente, pero esto nadie lo ha visto (chiste).
El funicular cueste de subida y bajada 4€. Pasear por los alrededores del castillo es gratis, pero hay que pagar para entrar en la atalaya y la capilla de San Jorge. Esto nos cuesta 8€ por persona, pero aconsejamos no hacerlo, ya que desde el castillo y sus alrededores se tienen las mismas vistas que desde la atalaya. Y la capilla de San Jorge no tiene nada que merezca la pena destacar.
Volvemos a coger el funicular para descender y nos dirigimos al puente del Dragón, muy querido por los lugareños, donde cuenta una leyenda popular que los dragones alados mueven la cola cada vez que una virgen atraviesa el puente, pero esto nadie lo ha visto (chiste).
Antes de volver a coger el coche cumplimos con la tradición de cada viaje. Esther se autoenvía una postal del país que estamos visitando.
La última visita que queríamos realizar hoy es a Metelkova Mesto, una antigua guarnición militar, ocupada en los 90, y convertida hoy en un Centro Social Autónomo donde conviven artistas, ocupas y cualquier persona que quiera residir en un lugar tan peculiar. Buscando aparcamiento, vemos que el ambiente no es el más adecuado para Dídac, ya que vemos a mucho borracho con litrona en mano, así que decidimos cancelar visita y dirigirnos a "nuestro" parque en Ljubljana, y acabar allí el día.
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