Nos vienen a recoger puntualmente, somos los únicos turistas rumbo al aeropuerto así que agradecemos enormemente no tener que hacer paradas en hoteles para recoger gente .
Nos pasamos la hora y cuarto que dura el trayecto durmiendo. A esa hora el aeropuerto está vacío, facturamos las maletas y rumbo a Atlanta, donde hacemos escala de 6h. Debido al cambio horario perdemos casi 1 día volando pero finalmente llegamos a casa.
Hoy es nuestro último día, y nos despedimos de este destino con mucha pena. Hemos descubierto que el Caribe mexicano es mucho más que Riviera Maya y sus complejos turísticos.
A parte del sol y playa, es un destino ideal para descubrir la cultura maya y acercarnos un poco más a esta avanzada civilización. Hemos disfrutado mucho de sus yacimientos arqueológicos y hemos aprendido mucho de las explicaciones que nos han dado los guías que nos han acompañado en las diferentes excursiones que hemos realizado.
Aaron se levanta muy pronto para realizar algunas fotos del complejo con el drone aprovechando que aún la gente no se ha despertado.
Después toca hacer las maletas y aprovechar hasta el último momento de la playa y las piscinas.
Cenamos en el restaurante de temática italiana y apuramos los últimos margaritas.
Nos acostamos prontito, mañana nos pasan a recoger a las 3:45h. y nos espera un duro viaje de vuelta con escala en Atlanta. No nos importa las horas de vuelo y aeropuertos, ya que regresamos a casa totalmente felices y relajados.
Dudamos mucho a la hora de decidir visitar el parque de Xel-Há. Nos han hablado muy bien de esta experiencia, pero en un principio no nos llama mucho la atención. Nos decidimos a ir simplemente porque nos sobra tiempo, y menos mal, porque es una de las cosas más divertidas que hacemos en México.
Nos informamos en la agencia de nuestro hotel sobre el precio y los traslados, esta opción no nos convence y decidimos ir por nuestra cuenta.
Paramos una van en la carretera federal, justo en la puerta del hotel. Este medio de transporte es utilizado por los trabajadores de los hoteles y por los lugareños, ya que su tarifa es muy económica.
Xel-Há nos queda muy cerquita, y llegamos a las taquillas en muy poco tiempo. La entrada nos cuesta 115$ por adulto y Dídac no paga al ser menor de 5 años, todas las comidas y bebidas dentro del parque están incluidas en el precio.
Este parque es una cala natural, hogar de diversas especies de flora y fauna donde se puede disfrutar de diversas actividades como el snorkel (te proporcionan todo el equipo, aletas, gafas y un tubo gratis de uso personal).
Lo más recomendable es comenzar la visita eligiendo una llanta inflable y dirigirse al río para dejarse llevar por la corriente.
A lo largo del río encontramos diferentes actividades para realizar como tirolinas, saltos desde diferentes alturas, cuerdas para realizar equilibrios... lo pasamos muy bien mientras Dídac nos observa desde su flotador y disfruta muchísimo del snorkel, le llama mucho la atención ver los peces tan cerca de su carita.
Cuando acabamos el descenso paramos para comer y descansar. Y rápidamente nos dirigimos al Faro, un mirador situado a 40m. de altura, donde disfrutamos de unas asombrosas vistas. Esto lo hacemos por separado, ya que Dídac no puede subir por la edad y nos turnamos para quedarnos con él. El descenso desde lo alto del mirador lo realizamos tirándonos por un enorme tobogán que acaba en una piscina. Esta actividad nos parece divertidísima, y lo disfrutamos a lo grande.
Desde este punto nos acercamos a los cenotes y a la cueva maya, y aquí ya damos por finalizada nuestra visita a Xel-Há.
Antes de salir del parque compramos todo el paquete de fotos que nos han ido realizando las cámaras colocadas por todo el recinto. El pack de fotos nos cuesta 60$ y con él nos llevamos un bonito recuerdo de este divertido día.
Cogemos la van de vuelta, que después de desviarse a un pequeño pueblecito para dejar pasajeros, nos deja en la puerta de nuestro hotel.
Una vez allí hacemos números y nos damos cuenta que nos hubiese salido más económico haber contratado la excursión en el hotel.
La cena de hoy la tenemos reservada en el restaurante temático mexicano de nuestro hotel. La comida nos parece deliciosa, el camarero que nos atiende es tan simpático que la cena nos resulta muy agradable y divertida.
Este restaurante se encuentra en la misma playa y antes de entrar vemos a varias tortugas gigantes que se han acercado a la orilla para desovar. Nos quedamos embobados contemplándolas, y hacemos fotos sin flash para no molestarlas, las fotos no hacen justicia al bonito momento que vivimos.
Antes de ir a la cama decidimos tomarnos el último margarita, pero nos comentan que la cocktelería ya está cerrada y solo nos pueden ofrecer cerveza de lata. Nos conformamos...
Hoy ponemos rumbo a la isla de Cozumel con una excursión contratada en el hotel. Después de regatear mucho, conseguimos que nos la dejen por 200$ los tres.
En furgoneta nos llevan hasta playa del Carmen donde cogemos un ferry que en poco menos de media hora nos deja en el muelle de Cozumel.
En el mismo muelle subimos a un barquito rumbo a los arrecifes de coral.
La barrera de coral de esta zona es la segunda mayor del mundo, detrás de la de Australia.
Nos dan las gafas, el tubo y las aletas y nos tiramos al mar para ver la fauna y flora marina.
En total hacemos 3 inmersiones. Dídac va flotando con su arnés y sus manguitos, a ratos en nuestras espaldas, a ratos en el salvavidas que lleva el guía.
Volvemos al puerto y vamos a comer a un restaurante típico mexicano donde la comida nos parece riquísima.
Después de comer aprovechamos para dar una vuelta por Cozumel y hacer fotos
De vuelta al ferry volvemos a playa del Carmen y de allí en furgoneta hacia el hotel.
Una vez realizada la excursión valoramos que hubiese sido mejor haberla realizado por nuestra cuenta, ya que el precio es muy caro para lo que ofertan.
Por la noche tenemos reserva en uno de los restaurantes temáticos del hotel donde disfrutamos de una tranquila cena.