Nuestra primera parada es Tulum. Antes de bajar del autocar nuestro guía nos avisa que estamos al 100x100 de humedad y que el calor va a ser agobiante, que bebamos mucha agua para no deshidratarnos y nos pongamos protección antimosquitos, las ruinas arqueológicas de Tulum se encuentran en mitad de la selva.
Las explicaciones de nuestro guía sobre la cultura maya nos parecen muy interesantes y prestamos mucha atención. Una vez acabadas las explicaciones Aaron se escapa a hacer fotos y Esther busca desesperada una sombra.
En este punto paramos a comer y degustar unos fantásticos tacos de cochinita, para Dídac macarrones con tomate, a él la cocina mexicana parece no hacerle mucha gracia.
Proseguimos el camino hacia Coba, donde unas bicicletas taxi nos adentran en este yacimiento arqueológico de la época precolombina. Vamos realizando diferentes paradas donde nuestro guía nos da unas interesantes explicaciones sobre la vida y tradiciones de la época.
El guía nos recomienda no subir con Dídac, porque sus 120 escalones son muy irregulares y resbaladizos, y es mejor que el niño se quede abajo. Así que Esther sube primero y alcanza rápidamente sus 42 metros de altura sobre la selva. Las vistas desde arriba son impresionantes, un manto verde de exuberante vegetación, se extiende hasta donde alcanza la vista.
Dejamos las ruinas de Coba para dirigirnos a la visita más refrescante de este caluroso día, y nos damos un gratificante chapuzón en las fresquitas aguas del cenote Multun-Ha. El guía nos explica que el agua de este cenote contiene mucho calcio y esto hace que nos cueste más flotar y nadar. La experiencia nos encanta y Dídac disfruta muchísimo.
En este punto nos dirigimos a la última visita del día, un poblado maya. Tenemos que decir que esta visita nos parece una turistada, un montaje a lo Port Aventura, donde han reproducido el estilo de vida de un antiguo poblado maya, y donde estamos seguros que cuando los grupos de turistas desaparecen, los supuestos habitantes de este poblado, recogen sus cosas y marchan a sus verdaderos hogares. Pese a esto, disfrutamos de la visita.
Esther habla y juega con los niños y se entera de otras muchas cosas que el guía no nos explica.
Agotados llegamos a nuestro querido hotel donde nos duchamos y arreglamos para bajar a cenar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario