Hoy nos lo hemos tomado con calma. Nos hemos despertado sobre las 8.30h. para ir descansados, ya que hoy es un día de carretera y manta. Nos esperan muchos kilómetros desde Haast hasta Te Anau, pueblo de entrada a los fiordos.
De camino hemos hecho diferentes paradas, para ver los impresionantes paisajes, desde cascadas, hasta lagos rodeados de infinidad de montañas, y valles donde la vista se nos perdía.
Hemos parado en Queenstown para comer. Este pueblo es famoso por su variedad en deportes de aventura. New Zealand es el país que inventó el puenting, aquí llamado bungy jumping. Veníamos muy decididos a practicarlo, pero a última hora nos hemos decidido por ir de shopping (mucha menos adrenalina...al menos hasta que nos llegue el extracto de la visa).
Desde aquí hemos llamado para reservar el backpacker de Te Anau, lo hemos intentado dos veces y nos han dicho que todo completo, hasta la tercera llamada no hemos encontrado alojamiento.
Y...hemos triunfado, porque el backpacker es cálido y acogedor, con su llar de foc encendida (en todos hay, pero siempre están apagadas) y nuestra habitación es una cabañita de madera, con un gran ventanal que da a los fiordos, con lo cuál, las vistas son insuperables!!!
Cenita, cervecita, partidas de billar, y a escribir este sencillo diario de viaje...
Dato curioso:
En ningún establecimiento de comida rápida, tipo McDonalds, Burguer King, Subway o KFC, venden alcohol.
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