Por la mañana Raquel y Francesco cogen unas bicis y se van a dar una vuelta hasta la playa de Hoi An.
Los otros 4 permanecemos en el hotel descansando y bañándonos en la piscinita.
A la hora de comer vuelven y nos explican todo lo que han hecho, incluso que Francesco ha alquilado una moto de agua. Así que sin pensarlo dos veces decidimos acercarnos a la playa.
No está nada lejos, unos 15-20 min en bici, pasando por el mercado del pueblo y siguiendo por la orilla del río.
La playa es muy tranquila, apenas hay gente, pero con una gran variedad de locales para comer.
Nos decidimos por uno y celebramos la última comida juntos.
Después, alquilamos las motos de agua. Ni Aaron ni Javi lo habían probado antes. Les encanta la experiencia. El mar tranquilo, sin nadie que les moleste. Han disfrutado mucho, pero se les ha hecho corto. Francesco ha podido recoger a Raquel para dar una vuelta, y cuando Aaron volvía también a por Esther le han parado, y no le han dejado llevársela, toda una pena.
Hemos vuelto en bici por el mismo camino y directos a Hoi An para el último shopping, recoger unas sandalias que Javi y Francesco habían encargado el dia anterior, se las han hecho a medida en 24h. Y Milva un par de vestidos también hechos a medida y en el mismo tiempo.
Bañito en el hotel para refrescarnos y esperar al momento de la despedida.
Justo hoy se celebra una fiesta de buda y la madre, porque es luna llena. El pueblo está apagado, sólo iluminado con la luz de las velas, y más adelante cenando nos enteramos que no les permiten encender la luz eléctrica hasta las 21:30.
La calle del hotel está cortada y es un caos, no conseguimos encontrar al conductor de Javi y Milva para que les lleve al aeropuerto de Danang.
Al final vino la chica de la agencia y nos hizo caminar un buen trozo hasta por fin coger un taxi y llevarlos hasta el coche que les llevaría al aeropuerto.
De camino, cruzamos un puente donde se ve el río lleno de farolillos portadores de deseos. Más fotos chulas gracias a Gnowee.
Cenamos en un restaurante en el que nos explican que es una especie de ONG, que recogen a japoneses pobres y con minusvalías de las calles, para trabajar. Aquí por fin Francesco puede comer pato!!.
Vamos al hotel a dormir que mañana a las 7 nos vienen a buscar para volar a Ho Chi Minh destino Mui Ne.
Os dejamos una reflexión escrita por Javi y Milva sobre Vietnnam:
Hoy toca despedida de este fantástico país que es Vietnam. Desde el ajetreado tráfico y la efervescencía de Saigón, a los mercados flotantes del Mekong, las bonitas playas de Phu Quoc, una isla por explotar con un encanto especial, sobretodo por su mercado nocturno, en el cual puedes degustar un buen pescado fresco a la brasa. Hanoi, capital del país y destacable por su caótico barrio antiguo. La maravillosa bahía de Halong, tal vez la maravilla de la naturaleza que más nos ha impactado en nuestra vida, simplemente ESPECTACULAR...Los increibles arrozales y paisajes de Sapa, junto con el encanto de convivir un par de dias con los h'mongs. Hué, la antigua capital del imperio con sus tumbas imperiales, caminar por ellas es como volver a un pasado en el cual nos gustaría haber vivido un tiempo y por último la ciudad más bonita de Vietnam, Hoi An, preciosa y espectacular de noche. Nos queda un muy buen sabor de boca de este viaje, con una comida excelente y una gran diferencia entre el norte y el sur, sus gentes y su riqueza mas concentrada en el norte y centro del país. También mención especial a ese trágico recuerdo de la guerra, la cual aún se recuerda entre sus gentes. Un país encantador, una gran aventura y un país en el cual recorrerlo a veces es complicado, ya que aún no están acostumbrados al turismo en algunas zonas. Mención especial a la parte que hemos convivido con Aaron y Esther, Francesco y Raquel, grandes compañeros de viaje. Nos tenemos que ir pero nos quedariamos un tiempo más, una semana, un mes, tal vez un año...
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