Como comentamos en la entrada anterior, por culpa del tifón que se aproxima a las costas de China, tenemos que dirijirnos a puerto antes de lo previsto por seguridad.
Así que toca despedirse de la bahía de Ha Long, un lugar espectacular y que hemos tenido la suerte de disfrutar con buen tiempo y fantásticas vistas desde nuestro barco.
A la vuelta, en el microbús que nos devuelve a Hanoi, Francesco no deja de hablar durante todo el trayecto, hicimos amistad con una pareja italiana durante el crucero, y estuvimos hablando un poco de todo. Incluso unos americanos mayores le comentan a Aaron que como podía hablar tanto..."está e su salsa"...
Nos vuelven a parar en otra tienda de manualidades...seguimos sin comprar nada.
A la llegada a Hanoi, volvemos a nuestro hotel donde amablemente nos dejan una habitación para ducharnos, y dejar las mochilas en recepción.
Vamos a comer y a poner el blog al día.
Queremos ir a visitar el mausoleo de Ho Chi Minh, líder comunista vietnamita que luchó contra los franceses y americanos, por la independencia y la reunificación del país. A su muerte y contra su voluntad, fue embalsamado y hoy en día se expone su cuerpo en un majestuoso mausoleo. Pero estaba cerrado, segunda vez que queremos ir y segunda que no podemos. Como nos falla el plan A, decidimos ir a visitar la catedral de San José.
Ya habíamos desconectado de Hanoi y su tráfico, cuesta volver a acostumbrarse.
De vuelta al hotel a recoger las mochilas y cogemos un taxi que nos lleva a la estación de tren. Nos soprende que un botones nos acompañe en moto para pagar al taxista, y dejarnos instalados en la cabina del tren. Un servicio muy bueno por parte del hotel contando que ya no nos hospedamos en él.
La estación de tren es muy antigua, y está abarrotada de gente, sobretodo de turistas con mochila dirección a Lao Cai, punto de acceso a China y final de la línea férrea. Es también el punto de acceso a Sapa si se llega desde Hanoi.
Aprovechamos para comprar algo de cena antes de subir al tren donde pasaremos 10h encerrados.
Subimos al tren.
La cabina es un recinto minúsculo y claustrofóbico con 6 literas, las dos superiores casi pegadas al techo.
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