Hoy también nos toca madrugar para visitar lo que nos queda de Copenhague.
Desayunamos en nuestra cafetería y ponemos rumbo a Christianshavn, aquí vemos:
- La iglesia de San Salvador, con su famosa torre en espiral, con una escalera exterior que la bordea, donde subimos hasta lo más alto. (Es necesario reservar con antelación: adultos 69kr, niños 20kr, gratis con la Copenhagen Card).
- El barrio libre de Christiania, donde damos un paseo por este pintoresco lugar, hasta encontrar su famosa puerta de entrada, que después de dar varias vueltas por él, descubrimos que la tenemos a nuestra espalda.
Luego vamos al Castillo de Rosenborg, y reservamos el ticket online en la misma cola de entrada para 1 hora más tarde, ya que para la hora que llegamos está todo completo
Para hacer tiempo vamos al Museo de Historia Natural y Geología. Vemos una exposición de primates que ya habíamos visto hace unos años en Barcelona.
Volvemos al castillo de Rosenborg y damos una vuelta por sus jardines. Visitamos el castillo y el sótano del tesoro dónde están guradadas las coronas de los diferentes reyes que han pasado por el trono de Dinamarca.
Decidimos no visitar los jardines botánicos y así disponer de tiempo para comer en el mercado urbano cubierto de Toveharllerne.
Después de comer, cogemos el metro hasta Gammel Strand y su curiosa escalera iluminada.
Aquí contratamos un pequeño crucero que nos entra con la tarjeta Copenhague Card, que previamente hemos comprado para poder entrar "gratis" a las atracciones más importantes de esta ciudad. Desde el agua vemos otra perspectiva de los edificios más emblemáticos.
Los canales están muy animados con pequeñas embarcaciones tripuladas por gente joven, charlando tranquilamente y bebiendo cerveza.
Ya en tierra firme nos dirigimos la Palacio de Christianborg, y subimos hasta lo más alto de su torre para contemplar desde aquí las vistas.
La siguiente parada es un Cafe de juegos de mesa llamado Bastard Café. Tomamos una cerveza, jugamos a algún juego y Aaron regala una copia de su juego ( Crack It ) al local para que esté a disposición de sus clientes.
Ahora sí que ponemos rumbo al parque de atracciones Tivoli. Sin pretenderlo entramos por la puerta principal (calle Vesterbrogade). Cogemos el minipass para Dídac y vemos un montón de gente en los diferentes conciertos que se celebran en este recinto.
Dídac se sube en todo lo que le da tiempo antes de que cierren las atracciones de niños a las 21h.
Como curiosidad, antes de empezar el viaje Aaron le comentó a Esther que había visto por internet que en los países nórdicos la gente no chocaba en los autos de choque, simplemente se dedicaban a dar vueltas tranquilamente. Lo hemos podido comprobar.
Buscamos algún sitio para cenar y la mayoría ya solo ofrecen bebida a esa hora.
Cenamos en el último sitio que encontramos abierto, y ponemos rumbo al hotel.
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