lunes, 13 de mayo de 2013

Día 3 - 28 de Marzo 2013

Hoy Aaron empieza sus vacaciones y lo primero que hacemos es dirigirnos al aeropuerto a recoger el coche de alquiler.

Tuvimos problemas porque no habíamos podido imprimir el voucher, y para retirar el coche era imprescindible, pero una vez solucionado este problema y Esther su conflicto con una máquina expendedora de bebidas, conseguimos el coche y pusimos rumbo a Rothenburg.

Lo primero que observamos, es que lo que siempre habíamos oído de los límites de velocidad en las autopistas alemanas, no es ningún mito, porque límite de velocidad no hay, sólo en algunos tramos de peligro.


Y lo segundo, es que los coches en Alemania son, la gran mayoría, de gama alta,  Mercedes y BMW, también Porsche, Ferrari, Jaguar...

Después de barajar diferentes opciones de ruta, nos decidimos por la Ruta Romántica, que solía ser una importante ruta comercial en la Edad Media, y que se encuentra activa hoy gracias al turismo.

La puerta de entrada a esta ruta es Rothenburg, una ciudad enmurallada que aún conserva el encanto medieval.  Sus calles adoquinadas y sus edificios antiguos, incitan a pasear.





Recorremos las calles y subimos a la muralla. Esta consta de unos 2,5km de recorrido, y rodea todo el centro histórico, desde aquí se puede disfrutar de unas fantásticas vistas.



Una vez hecha la caminata, nos comemos unas Schneeballen, un dulce típico de esta zona.


Esperamos a que anochezca para hacer el paseo nocturno, acompañados de un sereno, actor-guía, que vestido de época,  representa al vigilante nocturno que había en la Edad Media, y va explicando diferentes anécdotas que sucedieron en cada oscuro recobeco.


Esta actividad nos resulta muy curiosa, pero empieza a llover y como las explicaciones sólo son en Inglés, y Aaron se cansa de ir traduciendo, decidimos abandonar, y poner rumbo a nuestro encantador hotel, decorado con diferentes muebles y figuras muy antiguas.

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