miércoles, 29 de marzo de 2017

Día 2 - 29 marzo 2017

Al despertarnos hoy, nos desilusionamos un poco al ver lo nublado que está el día, pero aún y así ponemos rumbo a la orilla del río para coger un barco y hacer un crucero por el Duero para ver los 6 puentes de Oporto.

El crucero cuesta 15€ y dura 50min.

Zarpamos remontando el río y llegando enseguida al puente Don Luis I, el más conocido de Oporto del s. XIX, después llegamos al puente del Infante Don Enrique, del año 2003.


A continuación el antiguo puente ferroviario construído por un socio de Gustave Eiffel en 1873 llamado Ponte de Maria Pia. Justo al lado el Ponte de São João, puente más moderno del 2002 para sustituir al anterior.


Llegados al Ponte do Freixo ya en el extremo este de Oporto, damos las vuelta, y esta vez descendemos el río siguiendo su curso, hasta llegar al puente de Arrábida ya en la desembocadura del Duero, y desde aquí divisamos en el horizonte el Océano Atlántico.



Una vez finalizado el recorrido nos disponemos a patear las calles de Oporto.


Primero pasamos por el Cubo da Ribeira situado en pleno corazón del barrio Cais da Ribeira, y a partir de aquí ya comenzamos a enfilar la primera de las múltiples cuestas que nos esperan hoy.


Este camino nos lleva hacia la Sé, la catedral de Oporto, situada en una explanada en la zona más elevada de la ciudad y con unas vistas espectaculares del barrio de la ribeira y la Iglesia de San Lorenzo.

En la misma plaza de la Sé, vemos el Pelourinho y el Palacio Episcopal.






Aprovechamos que estamos en la parte más elevada de la ciudad para acercarnos al piso superior del Puente de Don Luis I y cruzarlo, por este piso circula el metro de Oporto.  Ayer lo cruzamos por el piso inferior que es para vehículos y peatones.



Al lado del puente aún se conservan restos de la Muralha Fernandina, que protegía la ciudad.


La Estaçao de São Bento nos recibe con sus impresionantes azulejos, una estación donde nos parece que el tiempo se ha detenido.



Justo al lado está la Igreja dos Congregados y la Plaça da Liberdade.


Hacemos una parada y comemos por esta zona, en un restaurante donde la comida es escasa y mala, qué pena que existan sitios así.

Ponemos rumbo a la Igreja e Torre dos Clérigos, pero antes paramos en Forno dos Clérigos para endulzarnos el mal sabor de boca que nos ha dejado la comida. Este restaurante/panadería tiene una cantidad increíble de dulces!!

  

Entramos en la Igreja e Torre dos Clérigos. La entrada cuesta 4€ por persona e incluye la visita al museo, a la iglesia y la subida a la torre.


Las dos primeras las visitamos rápidamente sin detenernos mucho.

Vamos a la visita más dura, subir las angostas escaleras, repletas de japoneses y con Dídac en brazos.

La subida ha sido de infarto, poco espacio para demasiada gente y ambiente muy cargado, aunque las vistas desde la torre son impresionantes, subimos hasta el piso superior, donde no nos podemos mover, hacemos cuatro fotos y decidimos bajar.



Después de esta sofocante experiencia decidimos ir a tumbarnos al césped de un parque cercano con un bar muy apetecible donde nos relajamos rodeados de gente muy joven y moderna y donde unos chicos se nos acercan para hacernos una foto instántanea de los tres que guardamos de recuerdo.



Vemos un parque para niños, y nos dirijimos hacia allí, para que Dídac juegue un ratito. Al fondo vemos las iglesias Igreja do Carmo e Igreja dos Carmelitas.


Al salir pasamos por Plaça de Gomes Teixeira, en este punto Esther recuerda haber leído algo acerca de una librería muy famosa en Oporto y vamos a parar justo a la puerta. La librería se llama Lello, y es famosa porque la escritora JK Rowling, que vivió un par de años en Oporto, se inspiró en ella para escribir Harry Potter, también dicen de ella que es la librería más bonita del mundo.

Cuesta 4€ por persona entrar, pusieron este precio para regular un poco la entrada masiva de turistas, algo parecido a lo que nos pasa en Barcelona con el Mercat de la Boqueria, que tanto público impide a los clientes de toda la vida comprar a gusto. Los 4€ de la entrada se descuentan de la compra de libros, nosotros por supuesto compramos. Nos gusta comprar a nuestro hijo libros infantiles escritos en el idioma del país que visitamos.




Salimos de la librería con la intención de visitar el barrio judío, pero llegados a este punto, estamos petados, y decidimos ir a comprar al supermercado cuatro cosas que nos hacen falta, y de aquí a nuestro acogedor apartamento a descansar.



Bona nit

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