martes, 3 de agosto de 2021

Día 3 - 3 Agosto 2021

Hoy queríamos madrugar porque tenemos una larga ruta de coche, pero nos hemos hecho los remolones, y nos hemos levantado más tarde de lo que en un principio teníamos planeado.

Desayunamos y directos al coche. Al no tener GPS dependemos de los móviles, pero Bosnia no es Europa así que ya veremos como funciona el roaming.

Todo transcurre normal hasta que los mapas nos llevan por un camino de cabras, pensamos que es un atajo pero no, es el camino correcto que lleva a la frontera.


Aaron hace una primera parada en la frontera de Croacia pero casi se salta la de Bosnia porque la barrera estaba levantada. “Por suerte” el aduanero nos pega un grito y tiramos para atrás.


Íbamos con miedo porque leímos en algunos blogs de viaje, que necesitábamos el carnet de conducir internacional y no lo hemos sacado para este viaje. Pero enseñando los DNI nos dejan pasar sin ningún tipo de problema.

Seguimos por una carretera de cabras alrededor de un valle.

Aún nos queda bastante ruta hasta llegar a Mostar, y el paisaje es bastante agreste, parece que el país está estancado en los años 80. Todo lleno de Volkswagen Golf 2. La primera emisora que sintonizamos nos recibe a ritmo de Bamboleo y Volaré.



Llegamos a Mostar y aparcamos al lado de su famoso puente. Los edificios de la zona aún tienen marcas de disparos de la guerra en sus fachadas. 




El puente, reconstruido después de un bombardeo durante la guerra, es la mayor atracción turística. En este puente y en su calle empedrada se concentran el 90% de los turistas.




Al cruzarlo vemos a unos hombres pidiendo dinero para lanzarse desde lo más alto.


Aaron y Dídac deciden verlo desde abajo y Esther, que se despista un poco se lo pierde.



Dídac quiere ir en lancha por el río y nos invita súper contento con su dinerito. Paga en euros y le dan cambio en la moneda del país, va súper encantado porque es el único que tiene dinero de Bosnia. El paseo dura 15min navegando bajo los puentes de la ciudad.








Al acabar el mini crucerito buscamos un sitio donde comprar sellos para enviar la tradicional postal. Esto nos lleva a recorrer casi toda la calle principal. 

Completada la misión buscamos un sitio para comer porque empieza a llover. Vamos a un restaurante llamado Labirint y nos sentamos con las vistas del puente al fondo, Esther se pierde otro salto desde el puente.



La comida está buena y la cantidad es correcta. El precio nos parece súper barato, 30€ los tres, aunque el camarero ni trae cuenta ni nada, así que nos fiamos.


Volvemos al coche y ponemos rumbo a las cascadas de Kravice, cerca de la frontera con Croacia.

Dejamos el coche en el párking y pagamos la entrada de 10€ por cabeza (20kn). 

Descendemos el sendero y empieza la aventura para encontrar un sitio donde dejar nuestras cosas.





El agua está helada pero Esther se lanza la primera mientras que Aaron intenta convencer a Dídac de hacer lo mismo.


Pasamos unas horas en este lugar entre chapuzones y fotos.



Fresquitos, ponemos rumbo a Dubrovnik, bordeando toda la costa. 

Las islas croatas de fondo hacen que el paisaje sea agradecido aunque debamos conducir a 60km/h.


Cómo curiosidad, este tramo hasta el hotel transcurre entre Croacia-Bosnia-Croacia. Un pequeño tramo entre fronteras es la única parte de mar que tiene Bosnia.

Cuando empezamos a reconocer algún tramo de carretera estamos más tranquilos porque el fin de la excursión sin GPS se acerca.

Aparcamos en el Hotel, cena y a dormir.



Mañana día de hotel para planificar el siguiente destino.

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