Hoy nos levantamos a las 7 de la mañana para poder llegar a tiempo al ferry que nos llevará a la isla de Mljet.
Desayunamos, y poco antes de las 8:30 ya estamos en la carretera. Nos espera 1h de camino hasta Prapratno.
Ponemos rumbo a Split hasta encontrar el desvío dirección Ston, un pueblo amurallado.
Pasando el pueblo está el desvío al puerto. Llegamos justo a las 9:30, cuando llega el ferry desde Mljet.
Esperamos en la cola hasta embarcar.
Cuarenta y cinco minutos después llegamos a la isla, una vez desembarcados, ponemos rumbo al Parque Nacional, que está a 30Km. de distancia.
De camino pasamos por el supermercado Tommy, punto de partida del sendero hacia la cueva Odyssey que veremos después de comer.
Al llegar al parque alquilamos unas bicis, a Didac le dan una un poco alta para su estatura, pero Dídac la prueba y comenta que es perfecta para él.. El alquiler nos cuesta 120kn las 3 por 1h. Cómo no sabemos el rato que vamos a estar el chico nos dice que paguemos eso y al devolverlas lo que falte.
Nos indica en un mapa lo que hay que ver y nos ponemos a pedalear con ganas.
El sendero es súper tranquilo y sencillo, apto para todas las edades.
El primer punto del mapa es Soline. Donde nos damos el primer bañito.
Deshacemos el camino andado y visitamos otras pequeñas calitas de la isla, donde vamos haciendo paradas cuando el calor aprieta, para darnos un chapuzón.
Durante la ruta en bici vemos una cruz que simboliza la unión entre el hombre y el mar, y de fondo un paisaje azul turquesa que nos deja sin palabras.
Volvemos a deshacer este tramo y seguimos bordeando el mar hasta atisbar la iglesia de Crkva Marija y Sv Marija Islet & Monastery.
Paramos a comer en el restaurante Mali Raj, nos cuesta 380kn
Al acabar seguimos el sendero para completar los cerca de 12km de la ruta, y devolvemos las bicis.
Pagamos 240kn más porque hemos estado más tiempo del estipulado, pero no nos importa porque lo hemos disfrutado muchísimo.
Antes de coger el ferry de vuelta, paramos en la cueva Odissey y nos damos un chapuzón, mientras Dídac nos vigila desde unas rocas cercanas.
Nuestras caras cansadas contemplan desde el ferry el atardecer.
Llegamos a nuestro hotel muy tarde, justos de tiempo para cenar, así que sin cambiarnos de ropa nos dirigimos al comedor, nuestro atuendo contrasta con el resto de comensales que van elegantemente vestidos, pero no hemos podido hacer más y queremos cenar.
Después de cenar nos duchamos y a dormir.
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