sábado, 11 de agosto de 2018

Día 5 - 11 agosto 2018

Hoy nos tomamos la mañana libre y nos levantamos sin prisas, desayunamos tranquilamente y tras una ducha reparadora, salimos a inspeccionar la zona.


Nos acercamos a la iglesias de Sandávagur que vemos todos los días desde la ventana de nuestro comedor. Nos llama la atención su tejado rojo y su situación privilegiada, a orillas del mar.




De cerca es todavía más bonita, y en la zona se respira mucha paz. La iglesia se encuentra cerrada, y es una lástima porque dentro se encuentra una piedra rúnica, conocida como "piedra de Sandávagur", en esta piedra está escrito que el vikingo originario de Rogaland, Noruega, fue el primer colono en esta zona. Nos quedamos sin verla, pero aprovechamos que estamos tan cerquita de la playa, para bajar con Dídac y coger conchas y vidrios erosionados, a Dídac le decimos que son "vidres màgics" y se lo pasa en grande buscando estos pequeños tesoros.








Se nos echa el tiempo encima y decidimos volver a casa para comer. Esta tarde tenemos contratada una excursión para explorar en barco los acantilados de Vestmanna.

El crucero nos cuesta 295 DKK por persona y Dídac no paga. Es un tour de 2 horas recorriendo los impresionantes acantilados.


Después de una mañana nublada, el astro rey hace acto de presencia y disfrutamos de un agradable paseo, las condiciones del mar también son buenas, y nuestro experto patrón nos lleva a visitar varias grutas naturales, nosotros alucinamos con el paisaje, es una pena que las fotos no reflejen todo lo que estamos viendo.










A lo lejos podemos avistar los primeros Puffins de este viaje


Nos enseñan las típicas piedras con forma de animales, como este elefante, y proseguimos el tour. 




Para finalizar, nos meten dentro de una cueva donde parece imposible que el barco pueda maniobrar.


Dídac se nos queda dormido en el barco y al llegar a puerto nos acercamos a un parque infantil,  allí esperamos a que se despierte y le damos de merendar, jugamos un rato con él.

Viendo que el día sigue soleado, y antes de dirigirnos a casa, hacemos pequeñas paradas por el camino para contemplar el paisaje. Al llegar a Sandavágur decidimos hacer la última excursión del día y nos acercamos a Trøllkonufingur (El dedo del troll).





Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento desierto y comenzamos a caminar por un sendero, donde vamos atravesando diferentes puertas de madera, que tenemos que ir cerrando siempre para que no se escapen las ovejas.

Pensamos que el trekking iba a ser corto, pero nos equivocamos, y la mochila de Dídac la hemos dejado en el coche,  pero el niño se lo pasa en grande cruzando por puentecitos de madera  que cruzan pequeños riachuelos, y tirando piedras al agua.




Llegamos al dedo del troll y después de fotografiarlo emprendemos el camino de vuelta, que la niebla empieza a bajar, y lo que empezó como un día tranquilo ha acabado muy tarde, el sol de medianoche nos juega malas pasadas, pero a nosotros nos encanta.





Dejamos atrás las piscifactorias de salmón, las encontramos por todas partes, y es que Islas Feroe  destaca como un productor boutique especializado en salmones de alta calidad.


Los hemos probado y tenemos que decir que están deliciosos.

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