Nos despertamos en Ólafsfjörður. En un bungalow de madera muy confortable, donde dormimos en un altillo, Aaron se hizo el remolón en la cama y Esther aprovechó para hacer una foto.
Ponemos rumbo a Erpstaðir, pero antes bordearemos la península de Tröllaskagi dirección a otra península, la de Vatnsnes, para ver focas.
El GPS nos lleva por un camino de grava, no está en mal estado, y un vehículo como el nuestro puede circular sin ningún problema, pero preferimos el asfalto.
Como no tenemos mucha prisa nos lo tomamos con calma y hacemos diversas paradas para hacer fotos. En una de ellas, Aaron baja y cuando se va a girar para decirnos que el sitio no es nada del otro mundo, otra pareja de catalanes que también está haciendo una parada, le dice que se fije bien, que en el agua hay una ballena. Y los demás nos bajamos rápidamente del coche para buscarla.
Cuando la vemos aparecer, volvemos a gritar como locos, y esta vez la hemos visto desde la carretera!!! nos parece algo increíble!!!
Seguimos nuestro camino.
Por esta misma carretera de grava, llegamos a una roca que se alza dentro del mar, Hvítserkur en Ósar. Se puede ver desde un mirador, aunque los más osados descienden por la resbaladiza ladera hasta llegar a la playa.
Justo en este momento empieza a llover, así que hacemos un pit-stop para ir al servicio y proseguimos el camino.
Como aún nos queda un largo trayecto hasta nuestro destino final, paramos a comer en un restaurante que recomienda la Lonely. El local se llama Geitafell y según nuestra guía es un antiguo granero reconvertido en restaurante, donde su propietario es el hijo de un pastor escocés que emigró a Islandia para predicar y enseñar a jugar a fútbol.
Este local tiene una carta muy limitada.
De entrante, ensalada con mozzarella. De segundo nos dan a escoger entre sopa de pescado o de lentejas. De postre, tarta de skyrt, de chocolate y de rabárbaro.
En este punto tenemos que apuntar que aunque la comida es deliciosa y casera, el precio es caro, y el local, como es el único restaurante en kms. está lleno de autocares de turistas.
La cuenta asciende a 20.600ISK, unos 133 € los cuatro por una ensalada, una sopa, cerveza y café.
Esther habla con una de las camareras que es de Burgos. Le explica que empezó a trabajar en mayo y se quedará hasta septiembre. La pobre chica está agobiadísima, porque las condiciones de trabajo no son las que pactó antes de empezar y que se encuentra aislada del mundo, trabajando 11h seguidas, y que el sueldo no compensa. A veces pensamos que salir fuera es la mejor opción, pero explotadores hay en todas partes.
Salimos del restaurante criticando a los dueños, e indignados con ellos y con esta conversación ponemos rumbo a las colonias de focas. La lluvia no da tregua, y no tenemos ganas de ponernos a buscar focas, vemos un faro de camino y hacemos alguna foto.
Llegamos a nuestro "hogar" por esta noche. Una cabaña dentro de una vaquería. La casa es muy grande, con 3 dormitorios y un comedor gigante con sofá cama, hoy no nos pelearemos por estar apretados.
Nos vamos al pueblo de al lado, Bárðardalur, a buscar víveres para la noche y desayuno de mañana.
En la cabaña no tenemos internet, así que pasamos la tarde/noche jugando a juegos de mesa y poco más, cuanto se echa de menos poder estar conectado, pero os podemos decir que se puede sobrevivir.
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